En primer lugar, tienes que controlar tu dieta. Los ácidos, cítrico y fosfórico, destruyen el esmalte. Están presentes en ciertos alimentos como en el limón y en las bebidas hechas a base de frutas, y especialmente en los refrescos carbonatados. El consumo de gaseosas o refrescos es uno de los hábitos más dañinos para nuestros dientes. En primer lugar, porque suelen ser bebidas con azúcar. Y en segundo lugar porque, aun las versiones Light sin azúcar, contienen ácido que al igual erosionan los dientes. Dicha azúcar se acumula en forma placa bacteriana, que agrede el esmalte y fomenta la manifestación de caries. Las bebidas carbonatadas producen desmineralización del esmalte debido a su pH acido (alrededor de 2.8 en la Coca-cola) que ablanda el esmalte que rodea las piezas dentales, dejándolas desprotegidas y siendo una presa fácil para las bacterias que producen las caries. Esto es aplicable a la mayoría de las bebidas carbonatadas con o sin azúcar. Se han realizado estudios en los que se ha dejado caer un tornillo de metal en un vaso con una de las sodas más populares, y como resultado, los ácidos presentes en el refresco despojaron el oxido y la corrosión que cubría el tornillo! Ahora imagina lo que hace con tus dientes. Una recomendación es beber estos a través de una pajilla para que tengan menos contacto con los dientes. |
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